Fauna silvestre en peligro de extinción III

Rubén Blanco Reyes


MARSUPIALES
Los marsupiales, o mamíferos con bolsa, constituyen la fauna salvaje más abundante de Australia y sus islas adyacentes. Su continente se separó de Asia hace por lo menos 50 millones de años y desde entonces han pasado por una evolución diferente al resto de las especies.

Figuraron entre los primeros mamíferos que aparecieron en la Tierra, cuando todavía la dominaban los reptiles y dinosaurios, y conservan un singular aparato reproductor: las crías, que nacen inmaduras, se introducen en la bolsa cubierta con pelo que en el vientre tiene la madre y se aferran a un pezón hasta que están completamente desarrolladas. En algunas especies como el numbat rojo, la hembra no tiene bolsa sino una zona de pelo encrespado, en la que se acurruca la cría.

En el resto del mundo la mayoría de los marsupiales han sido sustituidos por los mamíferos placentarios sin parentesco con ellos. Así Australia tiene marsupiales de gatos, lobos, topos, ardillas, hormigueros y muchas otras especies, con una conducta comparable a sus parientes continentales; en algunos casos, incluso las semejanzas externas son muy similares.

Esta fauna diversificada - hay unas 120 especies de marsupiales en el reino australiano - logro soportar 100 millones de años de evolución.

Sobrevivió a la llegada de los aborígenes que probablemente cruzaron un puente terrestre desde Asia hace unos 30000 años. Pero la colonización del hombre occidental, hace menos de dos siglos señaló el principio de una rápida decadencia.

Rara vez han ocurrido más errores en la colonización de una tierra virgen: gatos y perros importados se comían a los marsupiales nativos, las ovejas destruyeron grandes zonas de sus pastos de apareamiento excesivo, y las plantas de origen extranjero predominaron sobre la flora de que se alimentaban las especies indígenas.

Alarmada por la difícil situación en que se encuentra su herencia natural, Australia ha prohibido la caza de varias especies y establecido varios vedados y parques nacionales. El gobierno ha fomentado también la creación, cuando está justificada, de colonias de crías para los animales que se encuentran en mayor peligro.

INSECTIVOROS y MURCIELAGOS
Una familia de insectívoros, los solenodóntidos, era rara incluso antes de que estuvieran en peligro, tan rara que se supuso extinguida a principios de siglo.

Los zoólogos volvieron a descubrirlos en 1907. Solo existen dos especies de solenodontes, y ambas se hallan en peligro la variedad llamada haitiana se encuentra hoy principalmente en la República Dominicana, vecina de Haití en la isla de este nombre, la especie cubana se ha retirado a regiones alejadas de la provincia de oriente y la sierra maestra, al este de Cuba.

No se dispone de un censo de los solenodontes en ninguna de las dos islas. Pero son en extremo raros, y se cree que su número está disminuyendo porque se le ha visto cada vez menos en los últimos años. La desaparición en estos animales se debe, por una parte al aumento de las áreas de cultivo y el crecimiento urbano, y por la otra, el deseo de los zoológicos extranjeros de tener en sus colecciones ejemplares vivos, empeño inútil porque pocos sobreviven al viaje o a la cautividad. Las leyes protectoras, adoptadas en la República Dominicana en 1969, han tenido hasta hoy, un efecto limitado, aunque la prohibición de exportar a estos delicados seres no asegura el envío por medio de los puertos de mar y aeropuertos. El futuro de la especie cubana parece más prometedor: No solo están protegidos allí legalmente los solenodontes, sino que parte de su hábitat se halla incluido en la reserva de Jaguaní, establecida en 1963 por la Academia Cubana de Ciencias.

Aunque al parecer no están emparentados, los murciélagos son descendientes de un grupo primitivo de insectívoro, y la mayoría se alimentan aun de polillas y otros insectos. En todo el mundo hay murciélagos en grandes números y muchas familias medran, pero algunas variedades son en extremo raras o vulnerables.

Las especies amenazadas se limitan a regiones tan pequeñas que una ligera perturbación de su medio casi podría exterminar poblaciones enteras.

A fin de prevenir tales catástrofes, los zoólogos recomiendan que se hagan estudios intensivos de su hábitat y de su conducta y una campaña educativa para impedir una de las grandes amenazas de estos seres retraídos: la perturbación involuntaria de las colonias de murciélagos invernantes por exploradores de cavernas, residentes locales y turistas.

ANTROPOIDES y MONOS
El hombre es el pariente más cercano de los antropoides y los monos, a pesar de lo cual representa el mayor peligro para el mundo de los primates.

Aunque los pueblos primitivos han puesto en peligro a algunas especies porque las cazan por su carne son las culturas más desarrolladas las que han causado la peor crisis. Cada año se venden entre 160.000 y 200.000 primates en el mundo, y se pierden varias veces esa cifra durante la captura o en el transporte. Precisamente porque son los más evolucionados, actualmente se usan decenas de miles para los estudios biológicos y de la conducta. Para dar diversión en los zoológicos, los circos e incluso los hogares privados, quizá se somete al cautiverio a unos 100.000. Los chimpancés de África han sido particularmente populares entre los investigadores de la conducta y de la biología. Con mucha frecuencia, los hombres de ciencia han arrancado a estos antropoides de su tierra nativa para estudiarlos de cerca, a pesar de que las observaciones de los chimpancés en su hábitat natural que hizo la científica inglesa Jane van Lawick-Goodall demostraron que se puede obtener información mucho más fidedigna sobre los rasgos de los comportamientos de los primates mediante las investigaciones en el lugar donde viven. Sin embargo, los chimpancés siguen siendo arrancados de su ambiente salvaje as razón de unos 3.000 al año. Incluso después de que se aprobaron rígidas medidas de conservación en algunos países, los monos de Asia, África y América del sur se han reducido el número de un modo casi tan radical como los antropoides de África y Asia. En las pluriselvas de las amazonas, muchísimos han caído presa de los cazadores furtivos y contrabandistas, quienes hacen un pingüe negocio con los comerciantes de Animales de Miami. En otras partes, la larga guerra del sudeste de a Asia devastó a los primate s indígenas de la región. Explicablemente, los naturalistas no han estado dispuestos a arrostrar los peligros de tomar censos en la región asolada por la guerra así que pasara algún tiempo antes de que dispongamos de recuentos de la población que merezcan nuestra confianza. Podemos afirmar que no hay ninguna base para el optimismo.
De un hecho no cabe duda, en el mundo entero, una de cada especie de antropoides y monos esta hoy en la lista de animales raros o en peligro de extinguirse.

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